Somos humanos... —Todo el mundo tiene deseos y apetencias sexuales. Y cómo somos humanos, no podemos ignorar que lo natural es que tengamos debilidades. Cuando se dice somos humanos, muchos parecen querer justificar que lo natural en el hombre es no tener dominio sobre las pasiones y los instintos.Sin embargo, debemos esperar algo más de nosotros mismos. Dios nos ha otorgado el don de la sexualidad no para deshonrarlo, abusar de él y degradarlo, sino para darle un uso conforme a nuestra naturaleza de personas racionales. Decir somos humanos, en ese sentido, conduce a un lenguaje equívoco típico:
-He estado viendo una película pornográfica cuando mi mujer estaba fuera. ¿Qué quieres que te diga...? Somos humanos.
-Mi novio me dice lo que dicen todos. Que si es verdad, que se lo demuestre.
-Mi novio me dice lo que dicen todos. Que si es verdad, que se lo demuestre.
No te engañes. Porque esas claudicaciones van levantando en tu interior un muro que va consolidándose más y más, hasta que al final no hay piquete que lo derribe. Un dique en el que, aunque te cueste reconocerlo, muchos bloques no son otra cosa que egoísmo, y el egoísmo es un refugio equivocado, que acabará por oscurecer esa relación antes transparente. Algunos dicen que es imposible vivir hoy sin concederse de vez en cuando un respiro en cuestión de sexo. Parece una forma poco razonable de justificarse. Considerar la lujuria o la infidelidad como unos simples caprichos es una triste forma de engañarse. Vidas arruinadas por la lujuria. Todos hemos oído hablar de personas destrozada por el mal uso del sexo. Sin embargo, los frutos tienen un coste, para ti y para tu alma. A partir del momento en que se sucumbe, deja de ser algo imaginario para entrar en la propia vida.
El tema es que nos pretextamos en decir que el sexo esta hecho para ello, pero sobre todo las mujeres nos quejamos cuando se nos trata como un trapo, cuando se nos usa como vasinilla, es la verdad ya que cuando hablamos de valores NO podemos diferenciar si nosotros encajamos en ese grupo que escuda sus acciones y se justifica como un animal, me pregunto. ¿porque no robamos? porque conocemos la consecuencia y el precio de un robo. ¿porque justificamos el sexo? porque nosotros mismo sabemos callar a nuestra conciencia porque solo sera un momento, porque sera la ultima vez, porque lo amo, porque estoy entregando amor, sin embargo esta claro y (me perdonan los hombres) el hombre solo piensa en una sola cosa y eso lo sabemos todos...
Te invito a ti a valorar el templo que te pertenece... tu propio cuerpo y a ti hombre a valorar la mujer que tienes, a cuidar tu templo tambien; ya esta bueno de comprobar si ella lo hace bien, de que te la quieres dar, de que lo quieres complacer, amig@s la gratificacion mayor es cuando vences a la carne y descubres que detras de esa entrega de cuerpos que nos es mas que satisfacción propia, esta el verdadero amor y el conocimiento de esa persona que Dios te ha prestado para convivir, haz la prueba castiga la carne y descubriras cosas impensables...
Romanos 13:
13 Como en pleno día, procedamos con decoro: nada de comilonas y borracheras; nada de lujurias y desenfrenos; nada de rivalidades y envidias.
14 Revestíos más bien del Señor Jesucristo y no os preocupéis de la carne para satisfacer sus concupiscencias.
13 Como en pleno día, procedamos con decoro: nada de comilonas y borracheras; nada de lujurias y desenfrenos; nada de rivalidades y envidias.
14 Revestíos más bien del Señor Jesucristo y no os preocupéis de la carne para satisfacer sus concupiscencias.
1 comentario:
Cada vez que se te presenta una ocasión de pecar, se te ofrece también una oportunidad de elegir el camino de la verdad. Mientras no consientas, mientras digas no –no importa cuantas veces tengas que repetir el no–, no habrá pecado. Lo que importa es resistir la tentación, no acercarse a ella temerariamente, esforzarse con determinación. Cada vez que se imponga tu debilidad y caigas en el mal, estás haciéndote daño a ti mismo, y quizá también a otros, y además estás rechazando a Dios.
Te instalas en la mentira, una mentira quizá satisfactoria a corto plazo, pero que acabará por atraparte en la soledad o en la desesperación si no sales pronto de ella. Si es ahí donde te encuentras en estos momentos, sabes bien de lo que te estoy hablando y debes rogar a Dios que te conceda valor para cambiar. Debes decirle a Dios que le necesitas, para salir del pecado o para no caer en él.
No es necesario que recites una larga oración formal. Una súplica de ayuda será oída, pero debes seguir rezando hasta salir de aquello. Dios está junto a ti. No hace falta que le expliques tu caso. Ha sido testigo de todo.
– has tenido el valor de mirar al mal cara a cara, de verlo por lo que realmente es y de darle su verdadero nombre, a partir de entonces carece de poder sobre ti y puedes superarlo
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